El tiempo se lleva a los años consigo, se lleva la esencia de las cosas que has creado o las cosas en las cuales has creído, pero lo reconoces mejor cuando se lleva a las personas que conoces, esas gentes a las que más quieres, y la gente se va para siempre…
Es triste reconocer que una persona cercana a ti ahora ya no está. Una persona con la cual alguna vez entablaste amenas conversaciones, intercambiaste tus palabras y expresaste emociones, y ahora ya no está aquí para hablar más o para compartir instantes de la vida. Es difícil saber que nunca le volverás a ver más.
Con los años sientes esa sensación interior, esa sensación amarga de la tal crisis de los treinta o los cuarenta años, cuando te das cuenta que muchas de las personas que has conocido están partiendo de este mundo y, saber que no puedes hacer nada para detener esa realidad.
A la gente se le quiere en vida, dice un dicho. Y cuanta verdad hay en ello.
Las personas que se van para siempre ya no puedes verlas ni tocarlas, quizás solo puedas sentirlas en tus recuerdos, porque en realidad van hacia ahí a tus recuerdos y se quedan para siempre ahí, porque han partido en un viaje sin retorno…
