Hace algunos años cuando empezaba el boom de las páginas de Facebook había una que era seguida por muchas personas y de la cual también yo era seguidor. Sus mensajes eran muy directos y distintos, y la gente se adaptaba a ese estilo y respondía igual en los comentarios…
“Soy la persona más importante del mundo”
“Me gusto a mí mismo. Ese es el único amor que necesito”
“Me quiero tal y como soy”
“Cada día me quiero más y más. Estoy enamorado de mi”
“La gente debería estar feliz porque tiene el gusto de conocerme”
Esos estados un poco personales lograban llegar hasta el corazón de la gente que los leía, y por alguna razón se sentía identificada. Esta página se llamaba Hazte fan de ti mismo (actualmente desaparecida).
En realidad cada día somos fans de muchas cosas: Seguimos páginas, artistas, actores y actrices, deportistas, equipos, gente importante y somos fieles a marcas o a estilos. Estamos pendientes de ellos y de todo lo que hagan porque sentimos que son importantes para nosotros y que se merecen nuestro respeto, nuestro aprecio, nuestro tiempo y nuestra atención.
Sin embargo descuidamos lo más importante, raras veces somos fans de nosotros mismos. No desde un punto de vista egoísta, sino desde el hecho de entender que para querer a los demás primero debemos querernos a nosotros mismos y vernos tal y como somos, ya que nadie puede dar lo que no tiene.
Esa actitud de apreciarnos a nosotros mismos se llama autoestima; es un estado de percepción en el cual nos protegemos del exterior y de lo que puede afectarnos emocionalmente, como por ejemplo esperar la aprobación de los demás.
Si vivo todo el tiempo esperando tu aprobación nunca lograré sentirme bien, porque estaré más pendiente de lo que pienses de mí, que de lo que yo quiero hacer o lograr y de esta manera no disfrutaré del viaje por la vida.
Apreciarnos y cuidarnos a nosotros mismos es también una de las claves para ser feliz. Buscar ser feliz uno mismo con amor propio sin esperar a que alguien más venga a regalarte el suyo, de manera que no sientas miedo o rechazo, ni miedo a fallar, incluso ni miedo al éxito. Porque ¿para qué mendigar la aprobación de los demás cuando nosotros podemos ser nuestro mejor apoyo?
Apoyarnos a nosotros mismos es también una forma de ser optimistas, es un aliento para salir del fracaso y avanzar hacia la victoria. Es creer en nosotros mismos.
Quien no se considere como su mayor fan estará condenado a vivir una vida triste.
Dales a los demás el gusto de conocerte. Se lo merecen.